GRANITO DE ARENA
Teresa Carreón
Hace unos meses adquirí el documental “Granito de Arena”, dirigido por Hill Irene Freidberg y realizado entre 2003 y 2005. A lo largo de 62 minutos, pude observar cómo los gobiernos mexicanos, siguiendo las órdenes de las fuerzas económicas globales (FMI, Banco Mundial), han destazado la educación pública de México. La tarea no ha sido fácil, pues los maestros de escuelas públicas, han presentado una férrea resistencia, a pesar de la brutal represión de la que han sido objeto a lo largo de 25 años.
El documental muestra una serie de testimonios de maestros, investigadores e intelectuales, que dan cuenta de cómo la globalización ha impuesto su ideología de privatizar la educación pública, al tiempo de reducir a su mínima expresión el presupuesto dedicado a esa tarea; además de dejar de construir más escuelas, se han ido cerrando una a una, las escuelas normales rurales, frente una demanda cada vez mayor de la población.
Como si fuera una confabulación diabólica (Jorge Ibargüengoitia dixit), la corrupción sindical representada por Carlos Jonguitud Barrios primero, y por Elba Esther Gordillo Morales después, ha orillado a que una buena parte del presupuesto educativo se encamine a sus bolsillos personales, dando como resultado que los maestros deban tener dos y hasta tres trabajos para sobrevivir, además de la imposible rendición de cuentas de los gastos de las dirigencias magisteriales.
En el documental se ofrece la opinión de un maestro que afirma que “con las marchas, las movilizaciones, estamos aportando nuestro granito de arena para la democratización del país, donde la educación vaya acorde a las necesidades del pueblo”.
El periodista Eduardo Galeano ilustra a lo largo del documental, cómo la economía se encuentra por encima de la política. El escritor uruguayo comenta una película de los hermanos Marx, en la que van a bordo de una locomotora cuyo combustible son leños de madera y cuando se acaban, los cómicos deciden destrozar un vagón para impedir que la locomotora detenga su marcha; al ser insuficiente la leña del primer vagón, deciden desmantelar el segundo y así, cuando llegan a su destino, la locomotora ha devorado todos los vagones que traía consigo. Así están actuando los gobiernos neoliberales, pretenden llegar a un prometido desarrollo, pero absolutamente solos…
A la globalización, que ha traído consigo flujos especulativos de capital, al mismo tiempo que una nueva división mundial del trabajo, le acompaña un envoltorio ideológico, el pensamiento único: quienes se atreven a cuestionar los principios en los que se sustenta la globalización capitalista y el pensamiento único son representados como generadores de caos. Por ello, a los maestros marchistas y sus consignas de educación popular, los medios los pintan como si fueran los mismísimos demonios.
Víctor Manuel Marí Sáez, de la Universidad de Sevilla, España, escribió “Movimientos sociales y educación popular en tiempos de globalización”, donde resalta cómo las movilizaciones que se oponen a una economía regida por principios neoliberales y al pensamiento único, apuestan por la construcción de otro mundo posible, en el que se gestione de un modo más igualitario y justo, el crecimiento de los pueblos.
Con el paso del tiempo, la cultura popular fue desplazada por las formas culturales oficiales; así, el sistema de libre mercado proyectó una idea del hombre orientado por el deseo de lucro, de acumulación de poder, en la que el pensamiento científico y la racionalidad instrumental son, la respuesta exigida por el progreso de la producción, del mercado y del consumo (Habermas). Así, para los grandes pensadores de la modernidad, la cultura popular es sinónimo de lo salvaje y lo bárbaro, dejándole un lugar marginal y de tintes folklóricos. Lo popular son las acciones que realiza el pueblo, pero siguiendo la lógica del mercado, popular es lo que se vende masivamente. Parece que al adjetivo popular se le ha querido neutralizar su sentido insurreccional y peligroso que tiene para el establishment, según la estudiosa francesa Geneviève Bolleme.
Sin embargo, existe otra dimensión de la globalización que nos remite a una característica específica de la sociedad actual: la interconexión. Vivimos en un mundo que, de repente, parece que se ha hecho pequeño. Las distancias espaciales y temporales se han reducido considerablemente. Podemos saber, en tiempo real, lo que sucede a millones de kilómetros de distancia. La interconexión e interdependencia se han visto reforzadas con la llegada de la globalización.
Manuel Castells habla de los nuevos proyectos de identidad que están en camino. Los define como “callejones traseros de la sociedad, ya sea en redes electrónicas alternativas o redes populares de resistencia comunal. Los movimientos sociales libran una batalla con el poder por el control y el cambio de los códigos desde los que interpretar y dar sentido a la realidad. Hay un conflicto por la información – en el sentido de dar forma - a la realidad.
Es así, que en la última década, diferentes grupos han participado activamente en proyectos de producción de conocimientos comunitarios, así como en diversas iniciativas de acopio de información de dominio público no comercial, como las universidades pirata, o universidades libres. Pueden funcionar en internet, en línea, o bien, estructurarse en escuelas. La mayoría de las universidades piratas, reconocen a las universidades populares como sus precedentes en cuanto a estilo formativo y difusión cultural.
Lo que caracteriza a estas nuevas instituciones es una manera comunitaria, libre, autónoma y cooperativa de producir y concentrar información de dominio público. Ejemplo de estos nuevos centros productores de conocimiento son: Banco Común de Conocimentos – Platoniq, Universitat Pirata, Barcelona, Wikiversidad, Göteborgs Autonoma Skolas, Interflugs, Université Pirate, Francia, Universidad Tangente, Clajadep, LaHaine, Informal University in Foundation, Toronto Anarchist Free Univesity, Manoa Free Univesity, Free Univesity of Los Angeles, Univesity of Openess, Copenhagen Free Univesity, Univesidad Nómada, entre otras.
Sólo en la interacción comunicativa, las familias, los maestros, las comunidades, los barrios y la sociedad pueden construir un proyecto educativo útil, donde el trabajo sea de complementariedad y no de competitividad, de dominación u oposición.
El grupo Los Mocosos, con su canción “Señor Presidente” nos llevan esta semana con la música a otra parte: Ay Dios, ¿qué es lo que le pasa el jefe, comando?/ Será que su cerebro no está funcionando?/ ¿Será que no quiere pensar,/ en lo que pudiera pasar,/Si la mayoría de la nación/ Empieza a gritar: / Revolución, Revolución?/ Señor Presidente/ Lo que traes en la mente/ Es muy diferente / De lo que piensa tu gente/ ¿Quiénes son tu gente,/ señor Presidente?/ Son los que quieren creerte y verte fuerte, triunfar.
Hace unos meses adquirí el documental “Granito de Arena”, dirigido por Hill Irene Freidberg y realizado entre 2003 y 2005. A lo largo de 62 minutos, pude observar cómo los gobiernos mexicanos, siguiendo las órdenes de las fuerzas económicas globales (FMI, Banco Mundial), han destazado la educación pública de México. La tarea no ha sido fácil, pues los maestros de escuelas públicas, han presentado una férrea resistencia, a pesar de la brutal represión de la que han sido objeto a lo largo de 25 años.
El documental muestra una serie de testimonios de maestros, investigadores e intelectuales, que dan cuenta de cómo la globalización ha impuesto su ideología de privatizar la educación pública, al tiempo de reducir a su mínima expresión el presupuesto dedicado a esa tarea; además de dejar de construir más escuelas, se han ido cerrando una a una, las escuelas normales rurales, frente una demanda cada vez mayor de la población.
Como si fuera una confabulación diabólica (Jorge Ibargüengoitia dixit), la corrupción sindical representada por Carlos Jonguitud Barrios primero, y por Elba Esther Gordillo Morales después, ha orillado a que una buena parte del presupuesto educativo se encamine a sus bolsillos personales, dando como resultado que los maestros deban tener dos y hasta tres trabajos para sobrevivir, además de la imposible rendición de cuentas de los gastos de las dirigencias magisteriales.
En el documental se ofrece la opinión de un maestro que afirma que “con las marchas, las movilizaciones, estamos aportando nuestro granito de arena para la democratización del país, donde la educación vaya acorde a las necesidades del pueblo”.
El periodista Eduardo Galeano ilustra a lo largo del documental, cómo la economía se encuentra por encima de la política. El escritor uruguayo comenta una película de los hermanos Marx, en la que van a bordo de una locomotora cuyo combustible son leños de madera y cuando se acaban, los cómicos deciden destrozar un vagón para impedir que la locomotora detenga su marcha; al ser insuficiente la leña del primer vagón, deciden desmantelar el segundo y así, cuando llegan a su destino, la locomotora ha devorado todos los vagones que traía consigo. Así están actuando los gobiernos neoliberales, pretenden llegar a un prometido desarrollo, pero absolutamente solos…
A la globalización, que ha traído consigo flujos especulativos de capital, al mismo tiempo que una nueva división mundial del trabajo, le acompaña un envoltorio ideológico, el pensamiento único: quienes se atreven a cuestionar los principios en los que se sustenta la globalización capitalista y el pensamiento único son representados como generadores de caos. Por ello, a los maestros marchistas y sus consignas de educación popular, los medios los pintan como si fueran los mismísimos demonios.
Víctor Manuel Marí Sáez, de la Universidad de Sevilla, España, escribió “Movimientos sociales y educación popular en tiempos de globalización”, donde resalta cómo las movilizaciones que se oponen a una economía regida por principios neoliberales y al pensamiento único, apuestan por la construcción de otro mundo posible, en el que se gestione de un modo más igualitario y justo, el crecimiento de los pueblos.
Con el paso del tiempo, la cultura popular fue desplazada por las formas culturales oficiales; así, el sistema de libre mercado proyectó una idea del hombre orientado por el deseo de lucro, de acumulación de poder, en la que el pensamiento científico y la racionalidad instrumental son, la respuesta exigida por el progreso de la producción, del mercado y del consumo (Habermas). Así, para los grandes pensadores de la modernidad, la cultura popular es sinónimo de lo salvaje y lo bárbaro, dejándole un lugar marginal y de tintes folklóricos. Lo popular son las acciones que realiza el pueblo, pero siguiendo la lógica del mercado, popular es lo que se vende masivamente. Parece que al adjetivo popular se le ha querido neutralizar su sentido insurreccional y peligroso que tiene para el establishment, según la estudiosa francesa Geneviève Bolleme.
Sin embargo, existe otra dimensión de la globalización que nos remite a una característica específica de la sociedad actual: la interconexión. Vivimos en un mundo que, de repente, parece que se ha hecho pequeño. Las distancias espaciales y temporales se han reducido considerablemente. Podemos saber, en tiempo real, lo que sucede a millones de kilómetros de distancia. La interconexión e interdependencia se han visto reforzadas con la llegada de la globalización.
Manuel Castells habla de los nuevos proyectos de identidad que están en camino. Los define como “callejones traseros de la sociedad, ya sea en redes electrónicas alternativas o redes populares de resistencia comunal. Los movimientos sociales libran una batalla con el poder por el control y el cambio de los códigos desde los que interpretar y dar sentido a la realidad. Hay un conflicto por la información – en el sentido de dar forma - a la realidad.
Es así, que en la última década, diferentes grupos han participado activamente en proyectos de producción de conocimientos comunitarios, así como en diversas iniciativas de acopio de información de dominio público no comercial, como las universidades pirata, o universidades libres. Pueden funcionar en internet, en línea, o bien, estructurarse en escuelas. La mayoría de las universidades piratas, reconocen a las universidades populares como sus precedentes en cuanto a estilo formativo y difusión cultural.
Lo que caracteriza a estas nuevas instituciones es una manera comunitaria, libre, autónoma y cooperativa de producir y concentrar información de dominio público. Ejemplo de estos nuevos centros productores de conocimiento son: Banco Común de Conocimentos – Platoniq, Universitat Pirata, Barcelona, Wikiversidad, Göteborgs Autonoma Skolas, Interflugs, Université Pirate, Francia, Universidad Tangente, Clajadep, LaHaine, Informal University in Foundation, Toronto Anarchist Free Univesity, Manoa Free Univesity, Free Univesity of Los Angeles, Univesity of Openess, Copenhagen Free Univesity, Univesidad Nómada, entre otras.
Sólo en la interacción comunicativa, las familias, los maestros, las comunidades, los barrios y la sociedad pueden construir un proyecto educativo útil, donde el trabajo sea de complementariedad y no de competitividad, de dominación u oposición.
El grupo Los Mocosos, con su canción “Señor Presidente” nos llevan esta semana con la música a otra parte: Ay Dios, ¿qué es lo que le pasa el jefe, comando?/ Será que su cerebro no está funcionando?/ ¿Será que no quiere pensar,/ en lo que pudiera pasar,/Si la mayoría de la nación/ Empieza a gritar: / Revolución, Revolución?/ Señor Presidente/ Lo que traes en la mente/ Es muy diferente / De lo que piensa tu gente/ ¿Quiénes son tu gente,/ señor Presidente?/ Son los que quieren creerte y verte fuerte, triunfar.
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