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Mostrando entradas de julio, 2011

Hablando conmigo desde Arequipa, Perú

Ayer en cuanto llegamos a Arequipa, fuimos a una farmacia donde compre la medicina adecuada que me ha controlado la tos y el catarrín. Toso menos frecuente y desgarradoramente, aunque para dormir, tenga que ponerme una pastilla Halls en la boca para hacerlo de corrido... Caminamos mucho (¡no veas los chamorros que me cargo!), y eso permite sacar muchas fotos de sitios, aves, perros, gatos (aunque en Arequipa no he visto ni perros ni gatos, a diferencia de Arica, Chile, donde había más que gentes), volcanes, cordilleras, nubes, cielos, neblinas, arena, mar... Me queda claro que la sorpresa puede ser infinita tratándose de la Pacha Mama. Camino a Arequipa he visto en el camino infinidad de montículos de piedra que dicen que los herederos de los Incas van poniendo en homenaje a la Pacha Mama... Escribo a no sé quien, a nadie, a alguien que pase los ojos por esto, porque me queda claro que el sábado por la noche solo yo estaré aquí conversandome las maravillas del viaje, o como dice D

DESDE VALPARAÌSO, CHILE

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Viajar para creer. Valparaiso es una ciudad porteña loca, caotica, donde la actividad más interesante, se desarrolla en los cerros, más que en la playa. Sus costas pobladas en exceso; los cerros llenos de casa rústicas, amontonadas sin un orden aparente, resultan extrañamente hermosas. Neruda tuvo una casa -hoy es museo- nombrada por él como LA SEBASTIANA. A una hora y media de Valparaíso, Neruda construyó una casa a la que llamó Isla Negra. Está ubicada frente a un encabritado mar, en cuyas costas revientan furiosas olas en enormes rocas; ahí, el poeta tenía colecciones de mascarones de barcos, botellas rarísimas, conchas de mar, insectos. En vez de coleccionista, se decía ¨cosista¨...