PUEBLO INCULTO: FÁCIL DE DOMINAR
Teresa Carreón
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha presentado un informe que concluye que en México, 2 millones 153 mil niños y jóvenes viven en condiciones de “penuria” o “indigencia educativa”. Este último concepto reflejaría a los mexicanos que pese a tener la edad para hacerlo, nunca han asistido a la escuela. La “penuria educativa” identifica a quienes tienen menos de cuatro años de escolaridad.
La UNESCO especifica que en el caso de México, 11% (1 millón 324 mil 393) de los mexicanos de entre 17 a 22 años de edad tienen menos de cuatro grados de escolaridad y conforman la “penuria educativa” del país, abarcando a quienes no adquirieron las competencias básicas necesarias en lectura, escritura y cálculo. Las poblaciones indígenas y las minorías étnicas son quienes forman parte de la “penuria extrema de educación” (jóvenes que tienen 1.5 años de escolaridad).
La UNESCO destaca que de los 759 millones de analfabetas que hay en el mundo, 36 millones están en Latinoamérica, aportando México 5.3 millones de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir. El Instituto Nacional de Educación para los Adultos (INEA) ha advertido el rezago de nuestro país de 30 años en alfabetización, señalando también a los grupos indígenas monolingües como los más vulnerables.
En la revista Nexos de este mes, Rolando Cordera y Carlos Tello Macías en su ensayo “La nueva disputa por la nación”, afirman que “la política económica puesta en práctica a partir de 1982 no ha dado los resultados que de ella se esperaban: ni en términos de crecimiento económico, ni de empleo formal, ni de bienestar de la población… no se logró recuperar, ni con las reformas estructurales pro mercado ni con la democratización política, la senda perdida del crecimiento rápido y más o menos sostenido y tanto el PIB como la inversión, en los primeros nueve años del nuevo milenio, reportan desempeños mediocres.”
Cordera y Tello afirman que el resultado de todo ello es el deterioro del mercado de trabajo, la consolidación del empleo informal “como una forma de vida casi mayoritaria, el desempleo o el subempleo juvenil en masa y el incremento, al parecer imparable, de la emigración” hacia Estados Unidos. Los emigrantes son jóvenes urbanos con una escolaridad promedio superior a la media nacional, constituyendo una auténtica fuga de capital humano del sur al norte, cuyo resultado es “que el país pobre subsidia, a través de su gasto educativo, al país más rico.”
Mejor me voy con la música a otra parte con la canción de Bob Dylan “The times are a-changing” (Los tiempos están cambiando): Venga la gente de alrededor, reúnanse, dondequiera que estén, /y admitan que las aguas han crecido a su alrededor /y acepten que pronto estarán calados hasta los huesos, /si creen que su tiempo es digno de salvarse, /será mejor que comiencen a nadar o se hundirán como piedras /porque los tiempos están cambiando.
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