LA FAMILIA, CONSTRUCCIÓN CULTURAL TRADICIONAL


Teresa Carreón

En 1979 la película estadounidense Kramer Vs. Kramer tuvo un enorme impacto en la percepción que tenía la sociedad acerca de los derechos del hombre para hacerse cargo del cuidado de sus hijos. Las críticas especializadas señalaron enfáticamente ese aspecto y hasta obtuvo 5 Oscares. Lo que no se discutió era que el film mostraba también, de cerca, la relación entre trabajo, desarrollo personal y rol de madre y padre.


Dustin Hoffman protagonizó a un publicista con éxito profesional que jamás se cuestionó cómo su mujer le resolvía los pequeños pero imprescindibles detalles cotidianos, sin los cuales la vida familiar no es factible, ni para dedicarse de tiempo completo a su realización profesional. Al obtener la mejor cuenta publicitaria de la agencia, la esposa del protagonista lo abandona, quedándose sólo con una gran carga de trabajo profesional, además del cuidado de su hijo y la or

ganización doméstica.

51 años después, en nuestro país, directivos de la Organización Internacional del Trabajo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, presentan el informe sobre "Trabajo y Familia", con la finalidad de buscar fórmulas de conciliación de la vida laboral y familiar “con corresponsabilidad social, es decir, que las tareas de cuidado sean compartidas entre hombres y mujeres, pero también entre el Estado, el mercado y las familias, así como por la sociedad en general lo que constituye uno de los mayores retos de nuestro tiempo y es un requisito importante para avanzar hacia el trabajo decente”.

El informe muestra que, el modelo tradicional de familia ha cambiado y que más de la cuarta parte de los hogares mexicanos tiene jefatura femenina; un 53 por ciento de las mujeres de América Latina y el Caribe están incorporadas al mercado de trabajo, una proporción que se eleva hasta 70 % para mujeres entre 20 y 40 años.

Al mismo tiempo, la incorporación de las mujeres ha puesto al descubierto la existencia de una rigidez en los papeles de género, la desvalorización de las labores domésticas y la percepción de que ellas deben asumir el cuidado familiar y del hogar, lo cual las obliga a realizar al mismo tiempo trabajo remunerado y no-remunerado. Mientras para los hombres formar una familia y consolidar una unión conyugal, significa un aumento en su prestigio laboral, para ellas significa una disminución.


Sin el aporte de las mujeres, la pobreza urbana aumentaría 10 % y la rural 7%, lo que demuestra lo desvalorado que se encuentra su contribución en la riqueza familiar y nacional, y todavía la sociedad persiste manteniendo construcciones culturales tradicionales sin cuestionarse quién lleva el mayor peso.

Mejor me voy con la música a otra parte entonando el coro de la canción “Mujer”, escrita por León Chávez Teixeiro e interpretada impecablemente por Amparo Ochoa: Se va la vida, se va al agujero /como la mugre en el lavadero.



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