LUCHAS PERDIDAS
Teresa Carreón
En 1971, el brasileño Chico Buarque grabó un poema - canción llamado “Construcción”. La música martilla el cerebro de quien la escucha, en ella se relata la historia de un obrero de la construcción que un sábado se lanza al vacío en la edificación donde trabaja, acabando así con todo “interrumpiendo el tráfico…interrumpiendo al público…interrumpiendo el sábado”.
La letra del poema de elaborada arquitectura tiene como finalidad, mostrar el vacío existencial del sujeto suicida, cuyo fin es predecible después de conocer los fragmentos de la vida paupérrima, monótona e infeliz de ese hombre.
Amó aquella vez como si fuese última
besó a su mujer como si fuese última
y a cada hijo suyo cual si fuese el único
y atravesó la calle con su paso tímido
subió a la construcción como si fuese máquina
alzó en el balcón cuatro paredes sólidas
ladrillo con ladrillo en un diseño mágico
sus ojos embotados de cemento y lágrimas
sentóse a descansar como si fuese sábado
comió su pan con queso cual si fuese un príncipe
bebió y sollozó como si fuese un náufrago
danzó y se rió como si oyese música
y tropezó en el cielo con su paso alcohólico
y flotó por el aire cual si fuese un pájaro
y terminó en el suelo como un bulto fláccido
y agonizó en el medio del paseo público
murió a contramano entorpeciendo el tránsito
Amó aquella vez como si fuese el último
besó a su mujer como si fuese única
y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo
y atravesó la calle con su paso alcohólico
subió a la construcción como si fuese sólida
alzó en el balcón cuatro paredes mágicas
ladrillo con ladrillo en un diseño lógico
sus ojos embotados de cemento y tránsito
sentóse a descansar como si fuese un príncipe
comió su pan con queso cual si fuese el máximo
bebió y sollozó como si fuese máquina
danzó y se rió como si fuese el próximo
y tropezó en el cielo cual si oyese música
y flotó por el aire cual si fuese sábado
y terminó en el suelo como un bulto tímido
agonizó en el medio del paseo náufrago
murió a contramano entorpeciendo el público
Amó aquella vez como si fuese máquina
besó a su mujer como si fuese lógico
alzó en el balcón cuatro paredes flácidas
sentóse a descansar como si fuese un pájaro
y flotó en el aire cual si fuese un príncipe
y terminó en el suelo como un bulto alcohólico
murió a contramano entorpeciendo el sábado
La lista de muertos que le dan una bofetada a la vida, se ha incrementado esta semana.
Acostumbrados a enfrentar golpes y llaves luchísticas, Espectrito y la Parkita, Alberto y Alejandro Jiménez, se enfrentaron a dos contrincantes que les asestaron los peores golpes de su vida al diluir gotas oftálmicas en el alcohol que animaría su juerga, acabando así con sus batallas cotidianas.
En esta misma semana, el ex boxeador nicaragüense, tricampeón mundial y actual alcalde de Managua, Alexis Argüello, se suicidó después de enfrentar duros ataques de la oposición que calificaba su elección como fraudulenta, dándole fin a la historia del deportista más popular en la historia de Nicaragua.
Michael Jackson murió de cansancio. Nadie se ha preguntado cuánto ha trabajado el cincuentenario hombre-niño que parecía un viejo sombrío. A diferencia de cualquier burócrata que después de 30 años de labor puede jubilarse, el rey del pop no podía ni pensarlo aunque llevaba trabajando 45 años y, frente a sí, tenía todavía la realización de cincuenta conciertos en los que cantaría, bailaría y destrozaría aún más su cuerpo. Su vida siempre fue juzgada por todos. Jordan Chandler, uno de los jovencitos que entonces lo acusaron de actos pedófilos, reveló el miércoles que sus acusaciones eran falsas. “Michael nunca abusó de mí, mentí por mi padre, lo siento, Michael. Hoy, por primera vez no puedo mentir. Michael Jackson nunca me hizo nada. Fue mi padre quien mintió para escapar de la pobreza”, explica ahora el hombre que vive en un exclusivo departamento en Manhatan y ostenta una fortuna de 22 millones de dólares, pagados por Jackson para librarse de la acusación de pederastia, que nunca llegó a abandonarle del todo. Sus rarezas y su afán por estar rodeado constantemente de niños, no lo ayudaron a desechar esa imagen.
Por eso, mejor me voy con la música a otra parte, cantando el coro final de la canción de Buarque, durísimo como la lápida que cubrirá a esos personajes:
Por esas vidas que un día nos van a escupir
y por las moscas y besos que nos vendrán a cubrir
y por la calma postrera que al fin nos va a redimir
Dios le pague
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