La fibromialgia y su comprensión energética

Hay que empezar con cambios profundos internos de forma de vida

Fecha del artículo 29/5/2009 /

Sabemos muy bien que en el proceso de la fibromialgia, una de sus características es la falta de energía. Una debilidad muy profunda que va acompañada de dolores intensos, insomnio, migrañas, debilidad, musculatura tensa y otros muchos síntomas. La podríamos describir como «la enfermedad del hacer».

Nos hemos impuesto muchas tareas en la vida, hemos hecho todo y más, hemos buscado energía de donde no la teníamos -puede que con estimulantes u otras formas-, y ahora, esta energía ancestral y constitucional, que se recoge principalmente en nuestros riñones, está totalmente agotada. Hay que volver a regenerarla, pero es cuestión de tiempo, paciencia y cariño hacia uno mismo. Así tenemos en esta enfermedad un cuadro complicado de síntomas:

Es la enfermedad del «hacer» y por ello hay que empezar con cambios profundos internos de forma de vida:

1. Cambiar el «hacer» por el «ser».

2. Cambiar el «hacer» por el «dejar hacer».

3. Aceptar esta debilidad, ya que el Universo nos lo está imponiendo.

4. Cambiar el «dar» por el «recibir».

5. Hay que cambiar la negatividad de los pensamientos. Ver el vaso siempre medio lleno, en lugar de medio vacío.

Sabemos muy bien que nuestros pensamientos generan nuestras emociones, y éstas afectan de forma directa a nuestro cuerpo físico. Por lo que el primer paso será observar y reflexionar sobre nuestros pensamientos.

En esta línea es vital agradecer, tener la palabra «gracias» siempre en nuestro pensamiento. Estar agradecidos a la vida por todo lo que nos da, y sentirnos muy privilegiados por todo lo que tenemos. Trabajarnos nuestra rigidez e inflexibilidad, que está conectada de forma muy directa con nuestro hígado. Tanto a nivel de alimentación como de emociones.

Nuestro cuerpo emocional necesita depurarse de emociones pasadas que ya no nos corresponden. Requiere nutrirse de emociones positivas, de amistad, amor y comprensión, «dejarse querer», tanto a nivel de nuestra familia y amigos, como querernos a nosotros mismos. Es un trabajo profundo de auto-valoración y amor a uno mismo.

Si realmente deseamos mejorarnos, tenemos que empezar con la parte emocional. Es imprescindible, ya que si no, nos estamos engañando a nosotros mismos.

Visualización: Vivencia Interior para depurar el pasado

Esta visualización puede aplicarse a todos los niveles de nuestro ser, tanto si deseamos depurar algo físico, mental o emocional. Y puede utilizarse cuantas veces se requiera.

Dispondremos como siempre de tiempo y espacio para nosotros, sin interrupciones de nadie. Nos relajaremos un poco, antes de empezar el ejercicio. Nos encontramos en una playa desierta, vamos andando cerca de la orilla de la playa, las olas acuden a mojarnos con suavidad los pies y sentimos su temperatura tibia y cálida.

Sentimos el crujir de la arena entre nuestros pies, y el contacto con la madre Tierra. El sol está luciendo con un calor delicado y regenerador. La brisa nos acaricia el cuerpo y nos sentimos revitalizados al estar entre la Naturaleza.

Sabemos que detrás de unas palmeras muy altas algo nos esta esperando. Vamos hacia allá... Atado al suelo con una cuerda muy consistente, hay un globo (de los que sirven para viajar), con una cesta de mimbre muy grande y completamente vacía. Observar el globo, su forma, sus colores…

Vamos a poner en la cesta todo lo que ya en nuestra vida no nos sirva más, a nivel de emociones, pensamientos, juicios, apegos, sentimientos pasados o presentes que todavía llevamos con nosotros pero que ya no son necesarios y queremos dejarlos partir.

Aprovechar este tiempo para reflexionar y poner en la cesta todo lo que ya no necesites en tu caminar por la vida.

Cuando ya no haya nada más que necesitemos colocar en la cesta, buscar el instrumento o herramienta necesaria que nos ayude a cortar la cuerda. Cortarla y ver como el globo, poco a poco se va elevando majestuosamente hacia el cielo. Poco a poco va haciéndose más y más pequeño, desapareciendo en la lejanía.

Desprenderos sin apego de todas estas pequeñas partes en vosotros, verlas alejarse, Y enviarles «Luz y Amor», ya que en un momento de vuestra vida fueron necesarias para vuestra evolución.

Dejad que el elemento aire os ayude, enviando al globo en la trayectoria que sea más oportuna, para su transformación y purificación. El globo se ha perdido por completo de vuestra vista, ha desaparecido.

El aire acaricia vuestro cuerpo, limpiándolo y purificándolo. Todos los demás elementos están aquí también para celebrar este proceso: el spol con su calor vigorizante, el agua con su oleaje tranquilo y claro, la arena tibia caliente por el sol… Nos sentimos más ligeros, más libres, más cerca de nosotros mismos.

El segundo paso es la alimentacion física

En realidad, tanto la depuración emocional como una buena alimentación tendrían que hacerse simultáneamente para producir el resultado deseado.

Comemos para generar una buena calidad de la sangre. Si nuestra sangre es ligeramente alcalina, tendremos salud y vitalidad. Si por el contrario, nuestra alimentación es caótica y extrema, nuestra sangre será acida, produciendo como consecuencia estrés, cansancio y enfermedad, nada menos.

Tendríamos que aprender el efecto que nos proporciona cada alimento para poder escoger libremente lo que nos conviene, sintiéndonos creadores y generadores de nuestra energía vital. No es algo nuevo o raro, ya nuestros antecesores lo predicaban y enseñaban:

«Que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento» Hipócrates 460-377 a.C.

Si lo que realmente deseamos es obtener una calidad de vida, uno de los primeros pasos es reflexionar qué clase de efectos y energía generan los alimentos que comemos ¡al menos tres veces al día!

Cada alimento tiene su carácter y personalidad, su efecto y reacción en nosotros. Cada alimento tiene su fuerza vital (KI) y de acuerdo a la cantidad y de la forma en que lo consumimos, nos ofrecerá su espíritu y su energía. Es un conocimiento que no nos han ofrecido en nuestra educación, y sin embargo, es vital. Cada alimento vibra de una forma diferente, y al consumirlo tendremos unas reacciones diferentes, tanto a nivel físico, como emocional y mental. Un ejemplo muy claro, es el alcohol. Si bebemos un vaso de whisky, no nos proporcionará los mismos efectos que si tomamos un vaso de agua. Está claro que nos generará reacciones extremas a muchos niveles de nuestro ser. Creemos fielmente en el valor de la fitoterapia, con las propiedades de las plantas, podemos curarnos de enfermedades, relajarnos, activarnos, etc. Sabemos sus efectos y los usamos. ¿Por qué no conocer los efectos de los alimentos que comemos tres veces al día?

El cocinar, preparar alimentos para generar salud, energía, equilibrio y paz interior es un arte olvidado, que hay que volver a recuperar a toda costa.

Los alimentos que producen una sangre ácida y con ello reacciones extremas a nivel físico, emocional y mental son los siguientes:

• El grupo de las grasas animales saturadas: carnes ,embutidos, exceso de lácteos.

• Exceso de horneados (pan, bollería, pizzas), el consumo diario de azúcares refinados en azúcar blanco, azúcar moreno, de caña, miel, sacarinas, fructosa, azúcares artificiales, sirope de arce, chocolate, helados con azúcar, chucherías y golosinas con azucares rápidos. Bebidas gaseosas azucaradas, pastelería y horneados con azucares rápidos.

• Exceso de crudos, frutas ácidas y tropicales.

• El consumo regular de solanáceas (patata, tomate, berenjena, pimiento).

• Lácteos blandos (mantequillas, leche, yoghourt, nata, etc.

• Estimulantes (cafés, bebidas gaseosas azucaradas, etc.).

• Alcohol y vinagres.

Mientras, por un lado, el consumo de grasa saturada nos tensará y bloqueará el hígado, generando tensión, rigidez, dolor, con emociones cerradas, con calor y fuertes. Por el otro lado, desearemos alimentos o bebidas de efecto opuesto que nos enfríen y de energía expansiva, pero con su consumo nos debilitaremos especialmente el sistema nervioso y nuestros riñones, sintiéndonos débiles y sin energía.

A nivel inconsciente y ciega, sabemos el efecto de lo que tomamos. Si deseamos evadirnos de nuestra realidad, o generar una energía que no tenemos naturalmente, utilizamos estimulantes: alcohol, chocolate, azúcares refinados de reacciones rápidas, que nos dan en unos minutos la vibración que carecemos. Pero a largo plazo, resulta una forma muy peligrosa jugar con nuestra salud.

También podemos constatar que muchas de las personas que padecen esta enfermedad han abusado de alguna sustancia de efectos extremos, para generar una energía que no tenían habitualmente, para «hacer» más de lo que podían.

Puede que sea un exceso de cafés, o chocolate, o vino, o bebidas gaseosas azucaradas, etc. Otro punto muy importante es que no sabemos realmente detectar las necesidades de nuestros cuerpos: físico, emocional y mental. Los confundimos. Pensamos que todos tienen las mismas necesidades. Y no es así.

En la mayoría de los casos no conocemos a nuestro cuerpo emocional. Acarreamos emociones y vivencias pasadas. Podemos entender que mientras nos depuramos el cuerpo físico a diario, por razones obvias, no lo hacemos con nuestro cuerpo emocional. Puede que pasen años arrastrando vivencias que nos afectan a todos los niveles de nuestro ser, dejándonos bloqueados, con tensión y calor de emociones y pensamientos tóxicos.

Y es entonces cuando, guiados de unas sensaciones totalmente erróneas, comemos o bebemos alimentos extremos, con el efecto de desbloquear, inhibir, de efecto extremo rápido, que lo único que nos generan son una debilidad total en el sistema nervioso y los riñones.

Hay que reflexionar, depurar y dejar atrás lo que ya no existe, es el pasado. También, con nuestro cuerpo físico, intentamos alimentarlo a diario, con comida física.

En cambio, a nuestro cuerpo emocional lo olvidamos semanas, meses, e incluso años. Nuestro cuerpo emocional está hambriento de alimento, pero de un alimento que no tiene nada que ver con comida física. No le damos la calidad de amor, comprensión y agradecimiento que necesita a diario.

Y es a este punto que deseo volver, al auto-amor, el regalarnos cada día calidad de vida, cuidarnos, e intentar buscar esta conexión que todos tenemos en lo más profundo de nuestro Ser. Todo esto, que sin duda alguna resulta vital para la salud de cualquier ser humano, se cultiva con el silencio y con momentos de reflexión y de paz interior.

Montse Bradford
Experta en nutrición natural y energética

Revista Verano 2009
En: http://www.revistanatural.com/articulo.asp?id=925

Ver también: http://www.salud.es/fibromialgia

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