ESTA GENERACIÓN NI - NI


Teresa Carreón


La Encuesta Nacional de Juventud 2005 arrojó datos que alimentan aún más el pesimismo social en torno a la juventud, ya que plantea que al menos 7 millones de jóvenes de 12 a 29 años, en edad de cursar secundaria, bachillerato y licenciatura, ni estudia ni trabaja. Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), asegura en el informe “El panorama de la educación 2010”, que la condición de los jóvenes de 15 a 19 años que están fuera del sistema educativo es más preocupante, pues 45 por ciento estaban desempleados en 2008 o no formaban parte de la fuerza laboral.

Juan de Dios Castro Muñoz, titular del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), aseguró que en México, 630 mil adolescentes abandonaron sus estudios de secundaria tan sólo en el ciclo escolar 2008 – 2009, lo que representa una llave abierta que alimenta el rezago educativo. Según Castro Muñoz, las principales razones por las cuales la población juvenil abandona su formación básica son los problemas socioeconómicos y la desintegración familiar. Señaló a nueve estados donde no se realizan aportaciones para la educación de adultos: Baja California, Baja California Sur, Colima, Guanajuato, Guerrero, estado de México, Nuevo León, Quintana Roo y Sinaloa.

No se ha demostrado concluyentemente que la escolaridad esté directamente asociada con la reducción de la desigualdad o la pobreza, o que a mayor instrucción académica aumenten las posibilidades de tener una vida mejor, en suma, falta determinar con claridad cómo la educación tiene ese impacto social y económico.

La escolaridad es una condición necesaria para aumentar las posibilidades de contratación para el trabajo, pero este objetivo sólo se puede lograr en la medida en que evolucionan los sistemas social, el del mercado del trabajo y los sistemas productivos. Al conferirle un poder casi mágico de transformación a la educación, paradójicamente, se reduce su capacidad real de cambio, distorsionando el análisis social y, en consecuencia, el poder de las políticas públicas.

Carlos Muñoz-Izquierdo, en su libro ¿Puede la educación generar desarrollo?, intentó responder esa pregunta y con los datos que sus estudios arrojaron, se puede cuestionar la política social del gobierno mexicano que ha depositado en la educación exclusivamente, el fantástico poder de transformación social y económica, sin desarrollar acciones complementarias que permitan alcanzar un mayor nivel de calidad de vida.

Frente a la inaceptable muerte de jóvenes que, de forma completamente macabra, diariamente están alimentando la numeralia necrológica de nuestro aterrado país, el gobierno mexicano debe actuar con mayor rapidez convocando a mayor número de actores para resolver el grave conflicto social que vivimos: debe llamar a los empresarios para que abran masivamente fuentes de empleo, asignar mayor presupuesto a los programas sociales, así como hacer una limpieza en las áreas de distribución del poder en nuestros días.

Mejor me voy con la música a otra parte, con la canción que el grupo británico The Who lanzara en 1965, “My Generation”: La gente trata de ponernos hacia abajo (Hablando acerca de mi generación) /Simplemente porque viajamos (Hablando acerca de mi generación) /Las cosas, ellos las miran con un frío atroz (Hablando acerca de mi generación) /Espero morir antes de envejecer (Hablando acerca de mi generación) /Esta es mi generación /Esta es mi generación, nena…


The Who - My Generation
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