LA TECNOLOGÍA EN NUESTROS DÍAS


Teresa Carreón

Hace 20 años muy pocos tenían computadoras personales. Hace 15, no creo que hubiera alguna institución o empresa que contara con una red. En 1999 trabajaba en una institución donde mi computadora no se conectaba ni siquiera a una impresora. Al dejarla cinco años después, la institución ya contaba con un buen sistema tecnologico.

La contribución de las nuevas tecnologías en la vida diaria ha modificado hasta los hábitos de comunicación, así, la noción de la aldea global expuesta a principios de los años setenta por el sociólogo canadiense McLuhan, se ha materializado. Se dice que para que un negocio o una relación cualquiera funcione, la comunicación es la columna vertebral, por ello diariamente consultamos decenas de correos electrónicos y cada día se fortalece más la idea de que en el mundo del trabajo debemos estar comunicados con clientes, proveedores, jefes o colaboradores en (prácticamente) todo el mundo, apoyados por esta herramienta.

En su Breve Historia del Saber (History of Knowlege) Charles Van Doren (Planeta, 1991) hace mención en la parte final, sobre su visión de un futuro tecnificado, y dedica algunas páginas a sus predicciones sobre “computadoras de acompañamiento personal, capaces de guardar una cantidad enorme de información y de reproducir música…” (como los iPad) y computadoras que manejarán los esbozos de una probable Inteligencia Artificial que, eventualmente, tomarían decisiones como lo plantearía Asimov. Sin embargo, Van Doren no habla de la conectividad entre las computadoras y sus usuarios. Sencillamente, es algo que no se veía como la base del funcionamiento de la tecnología por entonces. Actualmente, creo que es muy poco valorada.

Las computadoras han dejado de ser “máquinas de escribir con pantalla” o de cálculo y se han convertido en nuestro principal medio de comunicación. En México todavía hay instituciones que no cuentan con conexión al mundo a través de sus computadoras y la enorme mayoría de los hogares en México no cuenta con Internet.

Dicen los entendidos que una computadora que no se comunica con otras (Internet significa comunicación con otras), es prácticamente inútil.

Leí en una revista especializada que la intercomunicación de banda ancha –ya no restringida- será tan necesaria en los próximos diez años como las antenas de televisión, o las cada vez menos frecuentes líneas telefónicas de tierra. Se afirmaba que cada vez pasaremos más tiempo frente a algún tipo de computadora: la TV como la conocemos desaparecerá, al igual que la telefonía, porque todo pasará a través de “servidores” domésticos y gran cantidad de actividades cotidianas estarán controladas o administradas por nuestras computadoras.

Hoy día, cada vez más personas de todos los estratos sociales cuentan con teléfonos celulares, por considerar que estar comunicados ha resultado suficientemente importante como para hacerse costeable. Pero todos estos avances tecnológicos están creando una nueva categoría de ciudadano: el “analfabeta tecnológico” quien no encuentra trabajo por su falta de conocimientos en la materia así, los empleos que pudieran parecer más próximos a un determinado perfil –aunque tenga nivel de maestría o doctorado-, son negados si no manejan estas tecnologías.


La tecnología no dará marcha atrás nunca, lo sabemos, y a muchos les pesa como una loza de concreto cargada en la espalda, ya que cada vez seremos mas dependientes de ella, y los estándares de desempeño en el trabajo exigirán su dominio. Las divisiones en nuestra sociedad son abismales…

Mejor me voy con la música a otra parte con la famosa canción de principios del siglo XXI “El celular” de Los Tigres del Norte: Voy con mi celular en la mano /parezco romano de la antigüedad /pues un ejecutivo de altura /no tiene figura sin su celular /El patrón me lo dio en el trabajo /porque un ejecutivo yo soy /la verdad que ya mero me rajo /me controla donde quiera que yo voy…
 

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