RECETA PARA EL DESASTRE



Teresa Carreón

El número de personas que pasan hambre en el mundo ha superado este año, por primera vez en la historia, los mil millones (una sexta parte de la población mundial) y el flujo de ayuda humanitaria se sitúa en un mínimo histórico, lo cual significa que muchas personas se despiertan y no tienen ni una taza de comida. Esta situación constituye una receta para el desastre y pone en riesgo la paz, la seguridad y la estabilidad en muchos lugares del mundo, afirmó Josette Sheeran directora del Programa Mundial de Alimentos.


Olivier de Schutter, relator especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, aseveró que hablar del derecho a la alimentación, es hacerlo sobre la justicia social, porque es la pobreza y no un desajuste entre oferta y demanda, la que explica que haya hambre en un mundo de abundancia. A pesar de que la producción de alimentos es más alta que nunca, se ha incrementado el número de personas que padecen hambre. De Schutter ha respondido que “cometimos el error de creer que produciendo más alimento conseguiríamos victorias decisivas en la batalla contra el hambre. Pero se produce de un modo que aumenta las desigualdades. Hemos marginado a los pequeños agricultores, propiciado la migración rural y la formación de zonas marginadas en las grandes ciudades del mundo en desarrollo”.


Los pobres gastan la mayor parte de su ingreso en comida, a costa de otras necesidades. El hecho, de que los precios domésticos sigan altos o aumenten, muestra que el verdadero desafío tiene que ver con la economía política: quién produce, quién comercia, quién tiene el poder adquisitivo para consumir.


Cada vez más se ha abandonado a los agricultores pequeños, se les han retirado apoyos, en parte debido a su falta de poder y a la creencia, tan profundamente arraigada, de que entre más grande sea un huerto, más productivo es. Los pequeños productores contribuyen a la seguridad alimentaria, en particular en áreas atrasadas, donde producir localmente evita costos altos de transporte y de comercialización. Los principales retos son generar una producción incluyente y elevar los ingresos de los pobres.

Mejor me voy con la música a otra parte con la canción de Jimi Hendrix “I don’t live today (Hoy no vivo): ¿Viviré mañana? / Pues no lo sé / Lo que sé seguro / Es que hoy no vivo…

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