INÉS Y VALENTINA: CASO PARADIGMÁTICO

Teresa Carreón

Léase esta nota a ritmo de un son calentano interpretado por el inquieto violín de don Juan Reynoso.


Mucha tinta ha corrido por el caso del documental “Presunto culpable” cuyo tema central es la búsqueda de justicia y que muestra lo difícil que es en nuestro país, máxime cuando quien la protagoniza es una persona pobre. El problema aumenta cuando además de pobre se es indígena y mujer. Valentina Rosendo Cantú e Inés Fernández Ortega originarias de la nación Me´phaa, asentada ancestralmente en la montaña de Guerrero, ahora se han convertido en educadoras sobre los derechos sexuales de la mujer, además de defensoras de Derechos Humanos, después de exponer su vida en la búsqueda de justicia por ser violadas hace nueve años por los “guachos”, denominación con la que se conoce a los integrantes del ejército.



Además de sufrir la violación sexual y afrontar las consecuencias del nulo acceso a servicios integrales de salud, Inés y Valentina vivieron de forma separada su personal viacrucis, ya que al acudir ante el Ministerio Público a denunciar su caso (después de caminar por más de 8 horas desde su localidad), tuvieron que enfrentar un tratamiento lleno de irregularidades (falta de traductor de su lengua, extravío de las pruebas presentadas, entre otras), teniendo como resultado que su caso fuera remitido al fuero militar. Todo el proceso lo enfrentaron en un constante riesgo, ya que alzar la voz contra los abusos de militares les ocasionó diversidad de calamidades donde se incluye el asesinato del hermano de Inés.


Acompañadas por la Organización del Pueblo Indígena Me´phaa (OPIM), el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan, el Centro de Estudios por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), llevaron su queja ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la cual en octubre pasado, emitió los fallos con carácter definitivo e inapelable, favorables a Inés y Valentina.

La Corte Interamericana obliga al Estado Mexicano a reparar el daño moral, otorgar medidas de satisfacción y garantizar la no repetición, por ello se afirma que este caso es paradigmático ya que ante la creciente militarización del país, la violación es usada como herramienta de terror para desmovilizar procesos organizativos comunitarios. Ahora, 9 años después de ocurridos los hechos, la PGR tendrá que investigar los acontecimientos por el fuero ordinario y no el militar como originalmente se pretendía.

Inés y Valentina han afirmado que “el gobierno no pudo quitarnos nuestra dignidad”, aunque la reparación del daño es simbólica porque no hay nada que les regrese a su vida como era antes de sufrir la violación.
 
Mejor me voy con la música a otra parte con un fragmento de un canto tradicional de la montaña: paqui noyolo /queman nimitz ita: /ipampa niquilcahua /san tipanoh ipan tlaltipactli, /niquilcahua san tihual temiquih (se alegra mi corazón /al contemplarte: /olvido que somos pajareros /aquí en la tierra /olvido que sólo hemos venido /a soñar).

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