CRÓNICA DEL TOQUE DE QUEDA

 Teresa Carreón


En mi anterior entrega comenté que mi familia y su servidora estaríamos en el estado de Morelos bailando como chinelos para festejar a Jimena y Eric por su matrimonio. Por ello se reuniría un grupo familiar que se ha diseminado por diferentes sitios de la geografía nacional e internacional. La boda se celebraría el sábado 17 de abril en Santo Domingo Ocotitlán. La mayoría de los invitados estaban hospedados en un hotel ubicado en ese poblado, pero algunos otros se alojaban en los municipios de Emiliano Zapata, de Cuernavaca y de Tepoztlán. Los convocados a la boda empezamos a reunirnos desde el viernes, pero quienes vinieron desde Guadalajara llegaron el jueves previo para pasear por la ciudad de la eterna primavera. Fueron ellos quienes nos dieron la noticia del toque de queda.

Para las generaciones que fuimos educadas por maestros asilados por nuestro país provenientes de gobiernos militares como los argentinos, chilenos, uruguayos y otros, esa terminología nos llena de espanto. Incrédulos por la noticia, esa noche nos despedimos de amigos y parientes, con la esperanza de que no fuera cierta. El camino de regreso a nuestros respectivos hoteles lo hicimos en silencio, con la mirada atenta y temerosa de encontrar algún vehículo sospechoso o retén del ejército. No encontramos algo fuera de lo común.

Foto de Juanjo Carreón
Al día siguiente, la fiesta nos alejó de la mala noticia, pero las conversaciones giraban en torno a la inseguridad que asola a México. Ni cómo ayudarle al presidente Calderón por su convocatoria de no hablar mal del país… Alrededor de las nueve de la noche, el sujeto que manejaba el sonido leyó un mensaje recomendando a quienes no estaban hospedados en el hotel sede de la celebración, a retirarse por el toque de queda, o bien, a alojarse en alguna de sus habitaciones, cuyo precio ya se había duplicado. Algunos hicieron caso y se retiraron. Otros buscaron apartar una habitación y, al buscar al responsable de la organización del evento lo encontraron sentado en la taza del baño, quien al ser sorprendido manifestó su faceta filosófica y contestó: “tú no te angusties”.


Se sabe que toda la batahola la inició un mensaje electrónico que trastornó la vida cotidiana no sólo de Cuernavaca, sino de buena parte del estado de Morelos que, al colindar con la capital del país, es el principal destino vacacional de miles de chilangos. Pero ese fin de semana, la sociedad morelense y sus visitantes quedaron dejados a su suerte: los cuerpos de seguridad del estado lo abandonaron, al igual que las fuerzas federales. La parálisis invadió a los tres órdenes de gobierno. Nos consta.

Por eso mejor me voy con la música a otra parte con la canción suajili entonada por Timón y Pumba de la película El Rey León “Hakuna matata” que significa “no te angusties”: Hakuna matata, / hakuna matata… 

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