OH QUÉ SERÁ DE MACIEL


Teresa Carreón


Aunque esta semana está muy cargada de información importante, no puedo dejar de pensar en el caso del prelado Marcial Maciel sobre quien pesan serias acusaciones de pederastia, además de ser considerado uno de los religiosos más influyentes en el Vaticano. Si fuera solamente un representante más de la institución religiosa, sería grave, pero ese jerarca de la iglesia católica integró y dirigió una enorme organización social que abarcaba además de instituciones de caridad, institutos educativos de todos los niveles donde –podemos imaginar – seleccionaba a sus víctimas.

Estudiar la historia de la educación en México, permite apreciar el papel que ha jugado la iglesia católica en el desarrollo de instituciones educativas, muchas de ellas de gran prestigio académico, pero con la constante misión de crear cuadros de élite siempre vinculados al poder. Por ello, los acusados de pederastia se desvanecen en la niebla del olvido gracias a los espacios de total impunidad creados por altos representantes eclesiásticos, comprometiendo de manera contundente a toda la institución religiosa.

El libro de Sanjuana Martínez “Manto Púrpura”, ha dado cuenta de la indolencia, encubrimiento y desvío de la atención pública que han hecho los líderes eclesiásticos como el cardenal Norberto Rivera, quien ha brindado protección al sacerdote Nicolás Aguilar, echando mano de sus redes operativas (escuelas, asociaciones de jóvenes, etc.) y empleando los recursos aportados por la iglesia –léase feligreses- para asegurar la completa impunidad por sus delitos de pederastia.
Helguera
¿Cómo hemos venido participando –ya sea por desconocimiento o desinterés- los ciudadanos de a pie en estos delitos?, fue la pregunta lanzada el día de ayer en una charla de café. Aquí anoto las respuestas comentadas: las élites del poder han comprometido el sistema democrático mexicano; hemos perdido el sentido laico del Estado; en México no existe una verdadera impartición de justicia, porque hay grupos como los Legionarios de Cristo que son intocables; la Iglesia siempre va a pasar por encima de cualquier acusación; y la más contundente ¿todavía hay lugar para la fe?

Mejor me voy con la música a otra parte cantando un fragmento de la magnífica canción “Oh, qué será” del formidable cantautor brasileño Chico Buarque: Oh, que será, que será /Que todos los avisos /No van a evitar /Porque todas las risas /Van a desafiar /Y todas las campanas /Van a repicar /Porque todos los himnos /Van a consagrar /Porque todos los niños /Se habrán de zafar /Y todos los vecinos /Se irán a encontrar /Y el mismo padre eterno /Que nunca fue allá /Al ver aquel infierno /Lo bendecirá /Que no tiene gobierno /Ni nunca tendrá. /Que no tiene vergüenza /Ni nunca tendrá /Lo que no tiene juicio…

CHICO BUARQUE & MILTON NASCIMENTO - O QUE SERÁ (1976)



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