LA TAMALADA DE LA NOCHE DE PAZ

Teresa Carreón

La revista British Medical Journal ha publicado recientemente un trabajo de Rachel Vreeman y su colega Aaron Carroll de la Facultad de Medicina de la Universidad de Indiana (Estados Unidos), en el cual descartan algunas aseveraciones muy extendidas como que estas fiestas aumentan el número de suicidios, que la mayor parte del calor corporal se pierde por la cabeza (y por eso hay que cubrirla con un gorro), que tomar azúcar vuelve a los niños hiperactivos, que comer por la noche engorda, que ya existen remedios eficaces contra la cruda etílica y que la flor de nochebuena, planta típica de Navidad también llamada ponsetia, es tóxica. Sin embargo, afirman, se trata de meras leyendas urbanas sin ninguna base científica.

Comúnmente, se considera que los mitos y las leyendas fueron producidos en sociedades arcaicas o distantes en el espacio y el tiempo. Sin embargo, las modernas y civilizadas culturas de la actualidad, también son capaces de generar historias que, circulan con el aura de leyendas populares creando héroes e historias relevantes.

Por ello, Con la música a otra parte recomienda la película franco – alemana – belga - rumana, “Noche de Paz” (2005). Basada en hechos reales, cuenta la historia de los hombres que estuvieron en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial, que recrea el cese de hostilidades en las trincheras de los soldados alemanes, franceses y escoceses y los momentos de fraternidad que fugazmente vivieron, para celebrar una cálida Noche de Paz.

Fue nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera y contó con un reconocido y talentoso elenco internacional. Joyeux Noël, fue dirigida por Christian Carion, de cuyo guión también se hizo responsable.

Los protagonistas son Nikolaus (Benno Fürmann), un talentoso tenor de espléndida voz que se ve obligado a pelear como soldado raso en nombre de Alemania. Audebert (Guillaume Canet), un teniente francés, quien se tuvo que alejar de su esposa embarazada, y que añora saber el sexo y nombre de su pequeño hijo, el cual desconoce por estar incomunicado. El joven escocés Jonathan (Steven Robertson), que se dirige al frente a luchar, al igual que su hermano. Palmer (Gary Lewis), un bondadoso sacerdote que se enlista para proteger a estos dos jóvenes de su congregación. Ponchel (Dany Boon), un barbero francés que sólo piensa en su madre que está viviendo en un sitio ocupado por los alemanes. Anna (Diane Kruger), una bella soprano danesa que no descansará hasta estar junto a su esposo Nikolaus. Todos ellos comparten el deseo común de volver a casa y estar con sus seres queridos.

Un 24 de diciembre, pero de 1916 nació Lalo Guerrero, quien fuera reconocido como “padre de la música chicana”. Con el disco de larga duración “Las ardillitas de Lalo Guerrero” se convirtió en acompañante indispensable de las posadas y las fiestas decembrinas. Ese álbum vendió miles de unidades y fue un icono de la espontaneidad de la cultura mexicana con Pánfilo, la ardillita traviesa y alburera de la tercia.

Además de ser activista, Guerrero compuso cientos de canciones de los más variados ritmos, desde cha cha cha, mambo, salsa y bolero hasta parodias cómicas. Se hizo más popular aún en 1977, cuando Luis Valdez llevó esos temas al escenario teatral con la puesta en escena “Zoot suit”, presentándose en Los Ángeles y Nueva York y posteriormente en el cine.
Por eso, yo me voy con la música a otra parte, con la canción “La Tamalada” de Lalo Guerrero: Acérquense chavos les voy a contar/de una tamalada de navidad/empezamos los tamales a deshojar/ de chile y de dulce /a todo dar/había una piñata a medio salón/y cuando la rompieron hubo gran explosión /de dulces, cacahuates y colación/ y un conjunto tocaba esta canción/la tamalada/ la tamalada/ la tamalada/ no se acaba ni por nada para navidad.

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