LA CARENCIA

Teresa Carreón

Las malas noticias asaltan a la mirada que busca donde asirse para vencer el miedo diario, y sólo se lee, se escucha y se ve: crisis económica, crisis de seguridad, crisis social y más crisis.

La gente comenta en el trabajo, en las reuniones de amigos o con la familia y pocos, muy pocos tienen respuestas ante la magnitud del tsunami económico y social que se avecina.

No puedo dejar de pensar que detrás de esta crisis mayúscula hay algunos ventajosos que, además de producirla, estarán muy pronto llenándose los bolsillos del dinero surgido de la nada, generado en economías basadas en la especulación.

El vicepresidente económico del gobierno español, Pedro Solbes, manifestó su preocupación por la gravedad de la crisis económica: "Es la peor crisis de la que yo tengo conocimiento, desde que tengo uso de razón, y tengo 66 años"...

En tanto, la Cámara de Diputados urgió al secretario de Hacienda, Agustín Carstens, a fortalecer el proyecto económico del país, evitar errores en la conducción de la política en esa materia y presentar en breve la nueva propuesta presupuestal.

Y cómo no tener suspicacias si desde 1775, el Rey George III de Inglaterra, prohibió la moneda sin interés, forzando a pedir dinero del Banco Central Inglés con interés, poniendo inmediatamente a las colonias en deuda.

Y, luego diría Benjamín Franklin: "La negativa del rey Geoge III de permitir a las colonias operar un sistema monetario honesto, que liberaría al hombre ordinario, de las palancas de los manipuladores de dinero, fue primordialmente la causa de la revolución".

El banco central no sólo provee de dinero a la economía de un gobierno, se lo presta con interés. Entonces, aumentando o disminuyendo el suministro de dinero, el banco central regula el valor de la moneda emitida.

Este sistema puede producir una sola cosa a largo plazo: ¡DEUDA!. No se necesita demasiado ingenio para entender esta estafa. Cada dólar producido por el banco central, es prestado con interés; esto significa que cada dólar producido es realmente un dólar más un cierto porcentaje de deuda basado en ese dólar. Y como el banco central tiene un monopolio sobre la producción de la moneda del país entero, y ellos prestan cada dólar con deuda inmediata asociada a él, ¿de dónde sale el dinero para pagar esta deuda?

Sólo puede venir nuevamente del banco central. Lo que significa que el banco central tiene que incrementar constantemente su suministro de dinero para temporalmente cubrir la deuda pendiente creada, y puesto que ese nuevo dinero es prestado con interés, ¡crea más deuda!

El resultado final de este sistema sin falla es la esclavitud. Porque es imposible para cualquier gobierno y para la población, salir algún día de esta deuda auto – generada.

La Reserva Federal es una corporación privada. Es tan federal como "Federal Express". Hace sus propias pólizas y está virtualmente sin regulación del gobierno de los EEUU. Es un banco privado que presta toda la moneda con interés al gobierno norteamericano, completamente consistente con el modelo del banco central fraudulento del que ese país buscó escapar cuando declaró su independencia en la Guerra Revolucionaria Estadounidense.

El control de la economía y el robo perpetuo de la riqueza es solo un lado del cubo de Rubik que los banqueros tienen en sus manos. Otra herramienta para ganancia y control, es la guerra. Desde el origen de la Reserva Federal de 1913, un número de grandes y pequeñas guerras han comenzado. Las tres más pronunciadas fueron la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y Vietnam.

La cosa más lucrativa que puede ocurrir a los banqueros internacionales, es la guerra, porque obliga al país beligerante a pedir aún más dinero del Banco de la Reserva Federal con intereses.

La Primera Guerra Mundial causó 323 mil estadounidenses muertos; J. D. Rockefeller ganó alrededor de 200 millones de dólares, sin mencionar que la guerra costó alrededor de 30 mil millones de dólares para los estadounidenses. La mayor parte de esa cantidad, fue pedida al Banco de Reserva Federal con interés, expandiendo aún más las ganancias de los banqueros internacionales.


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O sea, los grandes bancos centrales: el Banco Central Europeo y la Reserva Federal Americana, son bancos privados, que emiten todo el dinero que va a parar a los pequeños bancos de cualquier país o conjunto de países. Este dinero es emitido con un interés, es decir, cada euro o cada dólar que entra al mercado, lo hace con un interés, siendo en realidad 1 euro/dólar + un porcentaje.

Cuando los bancos centrales reclaman ese interés, no hay dinero para pagarlo, y hay que pedir más dinero (con interés) a esos mismos bancos para poder pagar la deuda. El resultado de esto es que la deuda aumenta, los bancos más pequeños empiezan a quebrar, el estado se queda sin dinero y el país entra en crisis. "Es como si tú pides un crédito al banco, y luego le pides otro para pagar el anterior y así sucesivamente. Jamás acabarás de pagarlo y siempre tendrás que estar a merced del banco", explica un entendido catedrático universitario.

Los bancos centrales pueden hacer que haya crisis cuando quieran, pueden hacer que un país prospere o se hunda en la miseria. Si observamos con cuidado, todo encaja. ¿A quién pertenecen entonces los países, los gobiernos (cualquiera que sea su bandera política) y sus habitantes? A los banqueros, dueños del dinero y del poder.

Con la canción "La Carencia" de Panteón Rococó, yo mejor me voy con la música a otra parte: Por la mañana yo me levanto /no me dan ganas de ir a trabajar/subo a la combi voy observando /que toda la gente comienza a pasar/ por la avenida va circulando /el alma obrera de mi ciudad /gente que siempre esta trabajando / y su descanso lo ocupa pá soñar. /Después de ocho horas de andar laborando / desesperanza se siente en el hogar /pues con la friega que hay a diario /ya no alcanza pá progresar /y así han pasado decenas de años / pues en un mundo globalizado /La gente pobre no tiene lugar /Y la carencia,, arriba /y los salarios, abajo /con lo que gano en esta empresa no me alcanza pá tragar /y la carencia, arriba /y los salarios abajo /y yo le digo a mi Teresa no me voy a resignar.

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