EL MEXICANO: DESINTERESADO Y BÁRBARO


Teresa Carreón

 
En el número 398 de febrero de 2011, la revista Nexos presenta los resultados de un estudio realizado el último trimestre del año pasado, titulado “Mexicano ahorita. Retrato de un liberal salvaje” en el que ofrece una panorámica de nuestro pueblo sumamente inquietante: los mexicanos somos profundamente individualistas y no creemos en nuestro país. Si el mexicano espera algo, dependerá de su propio esfuerzo, no de la calidad política, económica o social de la nación que (no) los cobija. No existe (y nos preguntamos si alguna vez existió) alguna aspiración común, por lo tanto, se afirma demoledoramente “se diría que la unidad nacional ha volado en pedazos”.

Aunque ya es sabido por todos los connacionales, el estudio asegura que se desconfía de las élites dirigentes, en particular del gobierno, apostándole exclusivamente al esfuerzo propio si de bienestar se trata, así como al refugio familiar como único espacio de confianza y resguardo, ya que ni el Estado ni sus instituciones ofrecen la mínima confianza, motivo por el cual, el estudio ofrece el retrato del “liberal salvaje” que los mexicanos llevamos dentro, al cual describe como el ciudadano que “no reconoce en el fondo otro ethos que el del bienestar personal y familiar, ni otro derecho que el de resolver su vida con los medios a su alcance, perjudiquen éstos o no a su comunidad y a su nación.”



Todo lo anterior me trae a la memoria aquel vecino de condominio “de interés social” que al no querer ajustarse a las normas de organización establecidas por los propios condóminos, un día amenazó con una pistola al vecino administrador en turno por querer cobrarle la cuota de mantenimiento. Ese hecho bárbaro lo ha eximido de pago alguno a la vuelta de más de 20 años.

El ejemplo presentado arriba, demuestra que los valores socialmente aceptados desde el pago de cuotas, la convivencia en áreas comunes, no modificar el uso del suelo, etcétera, y el derecho y la justicia, o se refrendan en códigos morales de coexistencia, o son letra muerta, transformando a los vecinos o ciudadanos, en personajes que deambulan ciegos y sordos a los problemas fundamentales, abandonando cualquier alternativa de organización social, quedando como ley no escrita la no aceptación de cualquier código de convivencia en colectivo.
El filósofo francés Edgar Morin aseguró que “las naciones modernas se ven en la apatía; el sentido de solidaridad y comunidad no existe en momentos de paz, pero sí en momentos de guerra. Es evidente en el mundo actual, con el gran desarrollo que tiene el individualismo, que se incita a la degradación de todas las comunidades”. El principio fundamental de ayuda mutua ha sido tergiversado y alienado por el neoliberalismo, transformándolo en un “sálvese quien pueda” que opera en la ley de la selva.



Mejor me voy con la música a otra parte con la canción “En México” del inolvidable Chava Flores: En México el hombre que pasa /se siente en su casa /o quizá mejor…


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