DIGNIFICAR A LA VEJEZ


Teresa Carreón


La revista española El País Semanal (No. 1789) tiene como tema central y foto de portada uno que ha dejado boquiabiertos a algunos lectores: el sexo después de los 60 años, y salta la pregunta de por qué después de todas las revoluciones sexuales del siglo XX, el sexo en la vejez se mantiene como un tema tabú. Al intentar responder queda claro que todo lo relacionado con la vejez se ha reducido a la nulidad, a lo inservible.
(Para leer el artículo ir a: http://www.elpais.com/articulo/portada/ultimo/tabu/Sexo/partir/elpepusoceps/20110109elpepspor_9/Tes )

Solemos ver el paso del tiempo acompañado de la plenitud, sin embargo, es un hecho que simultáneamente, algo nos va quitando. Si la mirada se esfuerza por enfocar el futuro de pelo cano, se encontrará con una zona de miedo y prohibición: la vejez. La psicoanalista Marie Langer señaló que hay cuatro territorios específicos de la vejez: el deterioro progresivo de la salud, la marginación, la sexualidad negada y la muerte que se avecina.

Así, el modelo femenino a seguir de la madre-abuela personificado por Sara García (la abuelita del cine nacional), representaba una anciana abnegada y complaciente a quien se le rinde tributo y sometimiento, y quien anticipó el destino que venía: una persona añosa sin dientes, sin autonomía, sin existencia de proyectos, con un presente atizado por las amenazas del entorno, prestando un eterno servicio sin manifestar cansancio alguno, sin pensamientos sexuales, de atuendo casto y honesto, sometida y dependiente de todos. Así, da horror envejecer.

Cómo no va a ser así, si esta era promueve lo perverso. La mercadotecnia y la publicidad presentan a la juventud como edad dorada, que encarna adecuadamente los valores del capitalismo: fuerza, vitalidad, aptitud para el trabajo, productividad glorificados por el avance del progreso, valores que se asocian con la belleza y que, por ende, le corresponden en exclusiva a esa etapa, discriminando con base a la edad y generando su violencia correspondiente…

La vejez que se vive ahora ha sido construida en contraposición a los valores humanistas y de cuidado, por ello se considera en el imaginario social a las y los viejos, como una carga. Así, respondiendo prontamente a ese impulso, las empresas se deshacen de ellas y ellos con la cómplice ayuda del gobierno.

Por ello, vale preguntarse ¿Qué condiciones sociales deben darse para que la vejez no se viva en la calamidad ni en la discriminación, sin tener vergüenza de sentirse viejo o vieja? Habrá que citar a H. G. Wells en Los pasajeros del tiempo: “Todas las épocas son infames. Sólo el amor las hace soportables”. Por eso, mejor me voy con la música a otra parte, con la canción del canadiense Leonard Cohen “Dance me to the end of love”: Llévame bailando hasta tu belleza con un violín ardiente / Llévame bailando a través del pánico hasta que sea recogido a salvo / Elévame como una rama de olivo y sé mi retorno, paloma /Llévame bailando hasta el final del amor…

Para ver el mejor video de la canción de Leonard Cohen: http://www.youtube.com/watch?v=Y_PIadFsvDk
 

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