VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES


Teresa Carreón

Esta semana se conmemoró el Día Mundial contra la Violencia hacia las Mujeres. Debido a ello, importantes autoridades se dieron cita en los estados y en la federación, para leer en solemnes ceremonias datos acerca de los avances efectuados para eliminar la violencia en contra de las mujeres.

La Encuesta Nacional de Usuarios de los Servicios de Salud muestra que del total de mujeres estudiadas que ha sufrido algún tipo de violencia, el 90% sufrió agresión psicológica, 44.7% física; 32.1% sexual y 21.5% los tres tipos de violencia.

Enojarse muy fuerte, insultar, dejar de hablar, impedir salir, humillar, negar la comida o negar el dinero, es una forma de violencia, aunque no hay agresiones físicas sí las hay emocionales, según información del INEGI. Regularmente en los hogares donde hay violencia física, la agresión común son los golpes con el puño, bofetadas, golpes con objetos, patadas y pellizcos.

Desafortunadamente, en los mensajes sólo se circunscribió la violencia hacia las mujeres al ámbito de lo privado: su casa y la relación con su pareja, basándose en la afirmación de que son situaciones extremas o localizadas en personas individuales.

La violencia contra las mujeres ocurre también en la esfera pública: se sufre en el trabajo, en el tráfico, donde se construyen las leyes, en las calles, en las escuelas, en las iglesias, en los
centros de impartición de justicia, donde se gobierna. Debido a que la violencia también es utilizada como una forma de excluir a las mujeres del espacio público, sus embates se ejercen de diferente forma y a través de agresiones, estupro, pornografía, esclavitud, esterilización forzada, etc.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres, el Distrito Federal ocupa el séptimo lugar nacional en violencia femenina, ya que el 66.8% de las mayores de 15 años han reportado haber sufrido algún tipo de maltrato a lo largo de su vida. Además en la capital 17.9% de las jovencitas de esta edad refiere haber sufrido alguna vez violencia por parte de un director, profesor y compañero y la agresión que se repite más es la emocional al presentarse en casi el 15% de este sector.

Otra falsa idea es que la violencia contra las mujeres es un problema solo de las clases más bajas y de las culturas
“bárbaras”. La violencia es transversal y traspasa a todas las clases sociales y a las diferentes culturas, religiones y situaciones geopolíticas. La cultura predominante y las costumbres son el vehículo en el que viajan los prejuicios en contra de las mujeres, que a la postre, causarán violencia.

En un curso de verano escuché a uno de los entrenadores para niñas y niños, decirles al inicio de la competencia: “el último en llegar, es niña”…Un vecino dijo, al vernos llegar a mi esposo y a mí, con nuestra hija recién nacida en los brazos-¿Qué fue? Al escuchar “niña”, sobó el
hombro del orgulloso padre y le asestó: ¡Ya ni modo, a la otra será!

Otra manifestación de la violencia hacia las mujeres, es la ejercida por las propias mujeres. Es usual que las suegras reciten al oído de sus nueras: “Los hijos de mis hijas, mis nietos serán; los hijos de mis hijos, en duda estarán.” Esta concepción menor ha sido interiorizada de forma naturalmente execrable por ellas y, bajo el ojo vigilante del varón, ellas han sido las encargadas de transmitir estos valores a sus hijas e hijos.

¿Cómo podemos luchar contra la violencia a las mujeres? En muchos países ya existen leyes que protegen a las mujeres, aunque eso no es siempre suficiente, porque muchas veces en la práctica no son aplicadas. El silencio, la discriminación, la impunidad, la dependencia de las mujeres a los hombres y las justificaciones teóricas y psicológicas toleran y animan la violencia de género.

Cada vez que una mujer denuncia, está rompiendo el paradigma dominante. Confrontar públicamente a los hombres y a la sociedad al respecto de la violencia contra las mujeres, también es necesario.

Las mujeres y las niñas sufren de manera desproporcionada la violencia: en la paz y en la guerra, a manos del Estado, de la comunidad y de la familia. Por eso, hay quien ha vaticinado que en las épocas de crisis que estamos viviendo, aumentará aún más esa ignominiosa violencia.

“Estas violaciones de los derechos humanos hacen más que afligir a personas, ponen en cuestionamiento el desarrollo, la paz y la seguridad de sociedades enteras”, añadió Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, quien además señaló que “debemos hacer más para aplicar las leyes y combatir la impunidad. Debemos combatir las actitudes y comportamientos que facilitan, toleran, excusan o ignoran las violencias infligidas a mujeres”, añadió.

Mejor, yo me voy con la música a otra parte con la canción “Malo”, que interpreta Bebe: Apareciste una noche fría/Con olor a tabaco, sucio y a ginebra. /El miedo ya me recorría/ Mientras cruzaba los deditos tras la puerta. /Tu carita de niño guapo se la ha ido comiendo el tiempo por tus venas. /Y tu inseguridad machita se refleja cada día en mis lagrimitas. /Una vez más, ¡no por favor! /Que estoy cansá y no puedo con el corazón. /Una vez más, ¡no, mi amor, por favor! /No grites, que los niños duermen. /Voy a volverme como el fuego, /Voy a quemar tu puño de acero. / ¡Y del morao de mis mejillas saldrá el valor/Pa’ cobrarme las heridas!/Malo, malo, malo eres. / ¡No se daña a quien se quiere! ¡No!/Tonto, tonto, tonto eres, /No te pienses mejor que las mujeres. /El día es gris cuando tú estás /Y el sol vuelve a salir cuando te vas. /Y la penita de mi corazón yo me la tengo que tragar con el fogón. /Mi carita de niña linda se ha ido envejeciendo en el silencio. /Cada vez que me dices puta se hace tu cerebro más pequeño.

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