UN RATO CON UN GATO



Teresa Carreón


La búsqueda de compañía es la primera razón que se argumenta cuando se explica la propiedad de una mascota, aunque hay quien dice por ejemplo, que al tener una animalito en casa se “tiene un amo a quien servir” por todas las tareas que supone su cuidado.

Recientemente se pueden ver fotografías de las artistas del momento llevando en su bolsa algún perrito chihuahueño asomado graciosamente por algún extremo. Pareciera que ese tipo de animalitos están reservados para las personalidades más banales del mundo.

Sin embargo, el tiempo ha mostrado la gran relación que guardan los escritores con los gatos. Antonio Burgos, quien ha escrito los libros “Gatos sin fronteras” y “Alegatos de los gatos”, dice que el gato es un animal políticamente incorrecto, pues no es condescendiente con nadie. Si uno trata de llamar a un gato como llama a un perro, no recibirá más que frustración, aunque sea ese gato que quiere, cuida y alimenta.

Al pensar en Ernest Hemingway escribiendo, de inmediato se le ubica en la soledad nocturna y calurosa del trópico, rodeado de sus gatos. Muchos afirman que el enamoramiento entre escritores y gatos proviene del carácter solitario, sedentario e individualista de la escritura, pero el fundamento de esa extraña alianza de complicidad y amor debe explicarse por la actitud de absoluta libertad del felino, que de poder hablar lo haría advirtiéndole a su amo que si le hace algún tipo de compañía "es porque yo quiero".

Quien posee un felino habrá notado que no "tiene" un gato, como se tiene un canario, un perro, una tortuga. El dueño vive en la casa del gato. Los gatos son seductores por naturaleza, suelen moverse con agilidad y elegancia. Lo que generalmente le molesta a la gente de los gatos, es su total independencia, sus conductas libres, anarquistas, que sean ociosos, vagos y callejeros. Por eso mientras muchos los detestan, otros los amamos.

H. G. Wells tuvo un gato llamado Mr. Peter Wells. El gato de Tennessee Williams fue nombrado Topaz. Charlotte & Emily Brontë tuvieron un gato llamado Tiger que jugaba con el pie de Emily mientras ella escribía "Wuthering Heigts". Los gatos de Alejandro Dumas fueron Mysouff I y Mysouff II, siendo este último el favorito del escritor, pese a que se comiera en una ocasión todos los pájaros exóticos de la casa. También tuvo otro gato llamado Le Docteur. Charles Dickens tuvo una gata llamada William a la que rebautizó posteriormente con el nombre de Williamina, al descubrir que era una hembra.

Los gatos de Mark Twain fueron numerosos y los nombres que recibieron fueron Apollinaris, Beelzebub, Blatherskite, Buffalo Bill, Satan, Sin, Sour Mash, Tammany y Zoroaster. Lord Byron tuvo cinco gatos que llegaron a viajar con él. Entre ellos destaca Beppo, cuyo nombre fue copiado por Borges para bautizar al suyo, originalmente llamado Pepo. Edgar Allen Poe tuvo una gata llamada Catarina, quien se sentaba frecuentemente en su hombro mientras él escribía. La gata le inspiró la obra "The Black Cat". Víctor Hugo tuvo un gato llamado Chanoine y otro que se llamaba Mouche. Scott Fitzgerald tuvo un gato llamado Chopin.

La escritora francesa Colette tuvo varios gatos: Franchette, Kapok, Kiki-la-Doucette, Kro, La Chatte, La Chatte Dernière, La Touteu, Mini-mini, Minionne, Muscat, One and Only, Petieu, Pinichette, Toune, Zwerg y Saha, a la que dedicó su novela "La Chatte". T. S. Elliot: tuvo varios gatos llamados George Pushdragon, Noilly Prat, Pattipaws, Tantomile y Wiscus. El gato de Walter Scott llamado Hinse le gustaba molestar a los perros de Scott, hasta que en 1826 uno de ellos acabó con su vida.

"… no puedo descifrar un gato/ mi razón resbaló en su indiferencia", escribió el poeta Pablo Neruda. El literato argentino Osvaldo Soriano decía "no es posible usar al gato para nada personal, no hay manera de privatizarlos". El irresistible encanto que ejercen los felinos domésticos está en su libertad suprema: no admiten que los manden, no obedecen, no quieren que les saquen fotos.En la literatura los gatos han sido siempre un recurso literario; han servido como aviso de malas noticias al encontrar al gato asesinado en la puerta del perseguido en la trama de una novela policíaca.

Chandler les atribuía toda la sabiduría y creía que provocaban la explosión creadora. El escritor estadounidense Richard Matheson, autor de “Soy Leyenda”, perdió todo en un incendio, la casa los muebles y los premios, “pero alcanzó a salvar lo esencial: esa mirada que lo sostiene por las noches, cuando la palabra no viene y la novela no avanza. Esa mirada que nos atornilla al sillón, ese ronroneo que precede a la llegada del diablo”.

Poe, Lovecraft y Matheson asociaron los gatos al horror; en los dibujos animados Willam Hanna y Joe Barbera le dieron a Tom el papel de víctima y al ratón Jerry el de la picardía. El gato Félix fue un gran héroe yanqui de los años treinta, puritano y travieso. Lennin, Picasso, Freddy Mercury y Paul Klee eran amantes de los gatos también. También lo era el muralista canadiense Arnold Belkin que nombró a su pareja de gatos John y Yoko.

En la biografía de Borges llama la atención su extremado amor por los gatos. Sería lógico pensar que la compañía de estos felinos, cruzándose de repente por los pasillos o enredándose entre las piernas del escritor, no sería lo más recomendable para un anciano ciego. Pero "un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo", afirmó el escritor argentino Osvaldo Soriano y seguramente tenía razón.

Con fondo musical de jazz, la música que nos llevará a otra parte, acompaña la “Oda al gato” escrita por Pablo Neruda: Los animales fueron/imperfectos, /largos de cola, tristes/ de cabeza./Poco a poco se fueron /componiendo, /haciéndose paisaje, /adquiriendo lunares, gracia, vuelo. /El gato,/sólo el gato /apareció completo /y orgulloso:/nació completamente terminado, /camina solo y sabe lo que quiere./El hombre quiere ser pescado y pájaro, /la serpiente quisiera tener alas, /el perro es un león desorientado, /el ingeniero quiere ser poeta, /la mosca estudia para golondrina, /el poeta trata de imitar la mosca, /pero el gato/quiere ser sólo gato /y todo gato es gato /desde bigote a cola, /desde presentimiento a rata viva,/desde la noche hasta sus ojos de oro.

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