¿Por qué Ayotzinapa unió a todos?

Luciano Concheiro

¿Qué hizo que la desaparición de los 43 normalistas el pasado 26 de septiembre cohesionara a la sociedad mexicana y generara, literalmente, una acción global por Ayotzinapa? ¿Por qué esta causa ha logrado conjuntar a los más diversos sectores?¿Por qué los 43 normalistas desaparecidos lograron hacer marchar a personas que jamás lo habían hecho? ¿Qué fue lo que trastocó para que personajes como Dulce María o el “Chicharito” alzaran la voz y protestaran?
Existe una primera respuesta que resulta evidente: la atrocidad de los hechos. Sin embargo, lo cierto es que nuestro país lleva hundido en la más cruenta violencia al menos ocho años. Cientos de balaceras, descabezados, encajuelados y fosas clandestinas (simplemente entre marzo del 2011 y abril del 2013 la Secretaría de Defensa encontró 198 fosas, con un total de 466 cadáveres). ¿Por qué lo sucedido en Ayotzinapa logró que el grueso de la población se unificara bajo una misma causa, que marcharan millares al unísono, que se emprendieran paros activos no solamente la UNAM y la UAM, sino El Colegio de México y la Ibero?
¿Por qué no las fosas clandestinas de San Fernando, Tamaulipas, con decenas de muertos? ¿Por qué no los setenta y cuatro cuerpos hallados en La Barca, Jalisco? ¿O los cuarenta y nueve cuerpos encontrados en una fosa cercana a Cadereyta, Nuevo León, o los doce jóvenes secuestrados en el bar Heaven? ¿Por qué no la declaración de Santiago Meza López “El Pozolero del Teo”, quien confesó haber disuelto unos trescientos cuerpos en sosa cáustica? ¿Y por qué tampoco la fosa encontrada en Tuncingo, cerca de Acapulco, con los cadáveres de dieciocho turistas michoacanos que habían sido secuestrados días antes? ¿O los treinta y cinco cuerpos arrojados en Boca del Río, Veracruz, frente a un centro comercial o los cincuenta y cinco cuerpos hallados en el tiro de Mina La Concha, en Taxco? ¿Por qué sí Ayotzinapa?  Aventuro aquí cuarto ideas que espero sirvan para comenzar a construir una respuesta.
1. 
Sin duda, el elemento central que permite explicar lo que desencadenó lo sucedido en Ayotzinapa es el hecho de que para muchos, acaso para la mayoría, “fue el Estado”. Mientras que en el resto de los casos podía ser sencillo señalar como culpable al crimen organizado, la desaparición de los 43 normalistas evidenció que la situación que vive el país es producto de una crisis sistémica. Si bien esto se había venido repitiendo una y otra vez a lo largo de los últimos años, la tragedia del 26 de septiembre lo demostró con brutal inclemencia. Ayotzinapa nos enfrentó con que, para usar las certeras palabras de José Merino, se debe “de-componer y re-componer” el sistema en su conjunto.
2.
Siendo producto de una crisis sistémica, la desaparición de los normalistas impactó a la totalidad de partidos políticos. Esto hizo que el reclamo por lo sucedido desbordara las luchas partidistas y unificara a prácticamente toda la sociedad más allá de sus posibles discrepancias. La lucha se tuvo que establecer más allá de los partidos políticos. Para decirlo en claro: hoy lo que está en juego en las calles ya no es la elección entre una opción electoral u otra, sino la reconfiguración del Estado mismo.
3.
Las víctimas fueron jóvenes estudiantes. Toda muerte desgarra, pero no hay muerte que impacte más que la de aquellos que tienen la vida por delante. Esto es aún más evidente con los jóvenes estudiantes, quienes –en principio– son una radical posibilidad de ser.
4.
A lo sucedido ese ya histórico 26 de septiembre se le sumaron una serie de eventos que hicieron que se sintiera que el PRI actual no ha cambiado, que sigue siendo el mismo de siempre –el del 68, el 71, el 88 o el 94–. El perturbante “AyotizinapaN” de los comunicados de Peña Nieto, el escándalo alrededor de la “Casa de Blanca”, la frase “Ya me cansé” del procurador Jesús Murillo Karam, el “no es momento [de hablar de Ayotzinapa] venimos a disfrutar y recibir mi premio” de Sofía Castro, hijastra del presidente, llevaron a que la indignación ciudadana creciera exponencialmente.
Hay muchas preguntas sin respuesta sobre Ayotzinapa. El primer paso es enunciarlas. Esteban Illades comenzó haciéndolo. Yo me sumo, a sabiendas que las respuestas están lejos y que, hasta ahora, la única certeza que tenemos es que Ayotzinapa es un punto de quiebre entre otras cosas porque nos unió a todos.

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