DE CAMPAÑAS ENGAÑADORAS
Teresa Carreón La televisión mexicana ha emprendido una guerra más, dirigida ahora en contra de la obesidad y el tabaquismo. Los argumentos que en ella se enarbolan quedan muy lejo s del interés de la salud pública, pues se parte del principio de cargar de culpas a los “pecadores” obesos o fumadores, para que en consecuencia, aumente inefablemente el consumo de parches de nicotina, cigarros electrónicos, pastillas adelgazantes, fajas, pomadas, cirugías, alimentos libres de grasa, licuados mágicos y demás artilugios que la imaginación pueda ofrecer, en un mercado inyectado por el deseo de ser igual a la bonita o el guapo del programa dominical. Las campañas criminalizan al fumador y al gordo, porque es mucho más sencillo gobernar a un pueblo arrinconado, acomplejado por los “pecados” que resultan muy caros para el sistema. Es muy sencillo perseguir la consecuencia, para ocultar con complicidad evidente, la causa del verdadero problema. En nuestro país, los programas alimentarios existen